sábado, 24 de octubre de 2015

No es mi costumbre usar las palabras a la ligera. Si 27 años en prisión nos hicieron algo, fue a usar el silencio de la soledad para hacernos entender qué tan valiosas son las palabras y cómo los discursos impactan la forma en que las personas viven y mueren. La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación. Seré uno más entre los ancianos de nuestra sociedad, seré uno más de los habitantes de la población rural, uno preocupado por los niños y los jóvenes de nuestro país; y seré un ciudadano del mundo comprometido, mientras tenga fuerzas, con la tarea de conseguir una vida mejor para las personas en todas partes. Durante mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He batallado contra la dominación blanca y también contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía y en igualdad de oportunidades. Es un ideal que tengo la esperanza de alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir.

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